A cuentagotas

    Parece que llegó, como todos los momentos esperados que suceden cuando ya no se los piensa. Es un día más de calor intenso en mi ciudad. Está por llover y recién subí al colectivo. Con una mirada al cielo detecto un claro luminoso entre las nubes densas y grisáceas. Voy a llegar tarde a casa y empapada de lluvia. Antes pensaba que ésta hacía más tolerable los días malos. Era una especie de banda sonora de mi estado anímico. Ahora sólo la veo como una variedad climática más. Al igual que mis humores internos que vienen y van, las variables del tiempo son algo transitorio.
    Hace bastante que cuando observo las nubes sólo miro sus formas y tonalidades. Es mi manera de ver ahora. Con las personas sigo un patrón similar. Tanto si pienso que tienen actitudes mezquinas como si las considero divinas, lo mismo da. Son humanos cambiantes, fluctuantes. Pero por algo tengo que cruzarlos. Ya ni siquiera digo "conocerlos" porque la esencia suele estar escondida debajo de tantas capas...
    Ya que hablamos de capas, menciono el caso de la crema que "se cortó" por batirla demasiado. El que la batió quería un buen destino para ella. Tenía la intención de que esté en su punto justo. ¿Qué falló? Tal vez la prisa, tal vez la desatención o distracción. Así sucede con nuestras intenciones como individuos e incluso con el clima. Porque a veces no llueve, es un amague...

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