Vuelo

    A veces se da una partida dentro de una relación. Es como una bifurcación en un camino que luego continúa. Un cauce del río que tiene un brazo y luego se vuelve a unir al mismo caudal. La primera sensación es querer aferrarse a ese alguien que está físicamente pero cuya presencia parece haberse evaporado. Está pero no está. Está ausente con un aviso invisible en la frente. Nuevamente el apego quiere soldar al otro. Pero si el otro no está, no quiere estar ahí ¿a quien estamos buscando?
    También esta el regocijo de volver al lugar vacío, de ausencias, que recuerda la herida de descubrir,  siendo infantes, que no eramos uno con nuestra madre.
Si esperamos o seguimos nuestros camino, a pesar del no-otro, quizás nos demos cuenta de que necesitaba estar en otro lado para encontrarnos con mayor fuerza. Si soltamos puede que el otro vuelva cuando pueda.

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