Enseñanza

   Poco se ha hablado sobre este ser que estuvo en la tierra desde su origen.Pero hoy me detuve a pensar en él por algo peculiar.
    Volviendo del jardín, próxima a entrar en la casa, me detuve a observar un arbusto frondoso. Enfoqué mi atención en cada una de sus pequeñas hojas. Cada nervadura me contaba algo de lo que necesitaba entender en ese momento. Algo llamo mi atención, un pequeño caracol con sus antenas bien estiradas, sus ojos monitoreando entraba en mi escena. Lo llamaré Mateo de aqui en adelante, para que entienda sr/a lector/a que puede ser cualquiera de nosotros. Paneaba el panorama con lentitud para continuar su recorrido. Decidió pasar a una hoja encima suyo.
    Su mecanismo era muy previsor: primero estiraba la primer parte de su poroso cuerpo testeando la resistencia de la hoja. Me quede un tiempo para corroborar la apuesta que llevaba conmigo misma de que Mateo iba a caer hacia las profundidades del arbusto. Sin embargo, una pequeña parte de su cuerpo  permanecía aferrada. Nuestro pequeño amigo miraba hacia arriba. Comprobando la inestabilidad del terreno, eligió volver a su posición inicial debajo. Aunque un poco disgustada porque mi ego no pudo ganar y disfrutar de que yo no era la única que se equivocaba, una gran parte de mi se complació porque descubri que asi como el animal observó, siguió su instinto y tomo un camino el género humano puede redimirse en algun momento.  

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