Iluminación

    Erase una vez una joven muy inocente que creía en cada palabra tanto de desconocidos como de gente de su entorno. Joven, la denominaremos así por el momento, era feliz, aunque anhelaba esa llama chispeante que arde en el corazón de los enamorados. Joven, a pesar de serlo tenía algunos cabellos blancos, pues contaba con algunas experiencias en su haber y varios desencantos.
    Joven estaba esperanzada con que el próximo ser que se interesara en ella fuera merecedor de su felicidad. Deseaba mas que nadie ser feliz por otro. Pues serlo por si sola le resultaba una tediosa tarea.
    Una noche, Joven conoció a un señor que portaba una máscara sonriente y bondadosa. Ella veía algunos hilos que la sujetaban, la reconocía como máscara. Cómo era un tanto perezosa para conocer a otras personas e inexperta, prefirió creer que era el único candidato que existía. Joven podía haber portado una máscara de protección esa noche. En los comercios locales la recomendaban. Todos sus amigos las utilizaban.  Ella prefería mostrarse tal cual era desde el principio. Joven desconocía la diplomacia, por lo cual a veces se sentía incómoda en ciertas situaciones sociales. Por ejemplo cuando todos reían o estaban de acuerdo en algo que, en su opinión, no era gracioso ni veraz, ella prefería ausentarse.
    Con El hombre todo le resultó tan natural a pesar de que él llevara puesta una máscara. Decidió decretar que ese era su rostro real y almacenó la visión de los hilos en su inconsciente. Joven disfrutaba de cada momento con El hombre de la máscara. Cada tanto recordaba los hilos y comenzaba una pelea. En esos momentos él desaparecía porque no tenía dinero para comprar una máscara de batalla y no quería herir su rostro verdadero o su máscara de alegría. Por el contrario, Joven, de tanta discusión monologada e idas y vueltas, ya no podía definirse con ese término. Era Mujer. Sus canas eran mas abundantes y su rostro tenía algunas grietas por sufrimientos. Con cada partida y regreso del Hombre de la máscara mas costoso era ocultar molestias en su inconsciente, que ya rebalsaba de mentiras y agravios.
    Luego de un tiempo prolongado, El hombre de la máscara no pudo renovar su máscara de la sonrisa y bondad porque carecía de dinero para adquirirla. Una noche ante un nuevo reproche, la máscara se partió mostrando el rostro del hombre tal cual era. Éste se lo cubrió asustado. Ella comenzó a forcejear sus manos para ver la realidad El hombre sin máscara se dio por vencido. Su voz se agravó un poco y, en ese instante, no pudo emitir mas mentiras.  Mujer lloraba, pero decidió que las verdades que oía, a pesar de no agradarle, eran mas aceptables que las mentiras que estaba acostumbrada a escuchar.
    Mujer y El hombre sin máscara comenzaron una nueva etapa en su relación. El hombre sin máscara estaba aliviado por quitarse el peso de su máscara. Se olvidó de fingir y actuaba con naturalidad. Mujer no toleraba la realidad. Sus lágrimas volvieron a brotar. Su rostro tenía tenía tantas filtraciones que se secó y desgastó, paralizándola. El hombre sin máscara se alejó. Fue a comprar una nueva máscara para su próxima víctima.

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    Mujer seca quedó estancada por centenares de días. Mientras tanto, observaba su situación lamentándose. No por ella. Sólo recordaba la partida del Hombre sin máscara. ¿Cómo había sido posible si tanto la quería? El amor que se tenían había mantenido su lazo a pesar de los desacuerdos. Descubrió que sólo fue su amor el que los aferró por tanto tiempo. Esta vez recordó la indiferencia y actitudes del Hombre sin máscara cuando la portaba. Él no la amaba, estaba ahí como podría haber estado en cualquier lugar. Mujer detenida en el tiempo reflexionó el motivo por el cual ella había entregado tanto de sí cuando en su interior sabía que el sólo permanecía. Se dio cuenta de que su intuición estuvo gritándole todo el tiempo lo que veía ahora de manera tan clara. Pero Mujer detenida en el tiempo la había silenciado. Al tomar conciencia por primera vez, un soplo de vida recorrió su interior. Sus pies se despegaron del suelo. Tuvo dominio de sus articulaciones, que no manipulaba tanto por temor a quebrarlas.
    Otro centenar de días estuvo detenida. Esta vez, por voluntad propia. Tenía ganas de reflexionar. Corrió el eje de sus pensamientos hacia su persona. Descubrió que todo el tiempo ella había decidido estar en esa situación. En el fondo prefería sufrir por una persona que no la amaba que enfrentar el desafío de crecer y conocer el mundo. Una leve corriente de agua la hidrató por completo. Su cuerpo estaba aceitado para moverse con libertad. Se dirigió a un rincón. En la pared se encontraba un espejo de su altura y en él vislumbró su cuerpo entero. Miró sus ojos. Su vista estaba un poco cansada, pero aún mantenía vitalidad. Observó sus labios apagados y recordó el valor de la sonrisa. Al sonreír recobró el sentido de la vida.  Se abrazó reconciliándose consigo misma.
    Ella, que había sido Joven, Mujer, Mujer seca y Mujer detenida en el tiempo, recibió una corriente de aire cálido que era el amor por si misma. Sus quebraduras se habían transformado en atractivas lineas de su piel. Tomo su mochila y fue a recorrer el mundo.



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