Historia inconclusa
- ¿Cuándo vendrá Él? Prometió llegar. Mientras tanto, estamos paralizados. Sin Él esta historia no puede continuar. - Jimena, mi amiga, sentada en el sillón se lamentaba.
- ¡Siempre nos hace lo mismo! Cuando estamos en la mejor parte nos abandona. - Melina sujeta al vaso, ocupaba el resto del mueble.
-Siempre tiene una excusa. ¿Se acuerdan cuando organizó la carrera de bicicletas, con salto al precipicio incluido? -Mi primo Mauricio miraba por la ventana, dándonos la espalda.
-Sí. Javier dio el primer salto. Cuando Él estaba describiendo su trayectoria, se dispersó. Abandonó todo para ver televisión. Lo sé porque escuchaba su programa favorito a la distancia. Javier quedó detenido a medio camino en su bicicleta, suspendido en el aire durante una semana. -Contribuí en la conversación.
-Quedé muy traumado. Aún hoy me dura la fobia a las alturas. Lo único que vi durante esa semana era el río bajo mis pies. Ni siquiera podía arrojarme -acotó Javier mientras hacía equilibrio en su skate.
-Cuando Él se decidió a continuar, tuvimos que esperar a que recordara como continuar la historia. Oíamos sus vacilaciones. -completó Jimena.
-¡Esa es la peor parte! -protestó Melina.
-Es capaz de cambiarnos el rumbo. -me indigné.
-De repente aparecemos accidentados debajo de un camión. -se quejó Javier.
-Aunque siempre te tiene a vos de héroe. ¿O debo decir de conejillo de indias? Lo bueno para el resto de nosotros es que no hacemos tanto esfuerzo como vos. -Jimena comentó con sorna, mientras permanecía petrificada en el sofá como Él la había descripto. -¡Esperen! Creo que ahí viene.
En efecto, lo vimos sentarse y describir el dominio que tenía Javier del skate. Mientras éste efectivamente lo demostraba. Al fin pudo moverse hacia otro punto. Pero dejamos de escucharlo, antes de que nos diera instrucciones sobre cómo y hacia dónde deberíamos ir. Con lo cual nos mantuvimos en las mismas posiciones, dándonos por vencidos. Continuamos con la conversación hasta la próxima vez que decidiera volver a dirigir nuestras vidas.
- ¡Siempre nos hace lo mismo! Cuando estamos en la mejor parte nos abandona. - Melina sujeta al vaso, ocupaba el resto del mueble.
-Siempre tiene una excusa. ¿Se acuerdan cuando organizó la carrera de bicicletas, con salto al precipicio incluido? -Mi primo Mauricio miraba por la ventana, dándonos la espalda.
-Sí. Javier dio el primer salto. Cuando Él estaba describiendo su trayectoria, se dispersó. Abandonó todo para ver televisión. Lo sé porque escuchaba su programa favorito a la distancia. Javier quedó detenido a medio camino en su bicicleta, suspendido en el aire durante una semana. -Contribuí en la conversación.
-Quedé muy traumado. Aún hoy me dura la fobia a las alturas. Lo único que vi durante esa semana era el río bajo mis pies. Ni siquiera podía arrojarme -acotó Javier mientras hacía equilibrio en su skate.
-Cuando Él se decidió a continuar, tuvimos que esperar a que recordara como continuar la historia. Oíamos sus vacilaciones. -completó Jimena.
-¡Esa es la peor parte! -protestó Melina.
-Es capaz de cambiarnos el rumbo. -me indigné.
-De repente aparecemos accidentados debajo de un camión. -se quejó Javier.
-Aunque siempre te tiene a vos de héroe. ¿O debo decir de conejillo de indias? Lo bueno para el resto de nosotros es que no hacemos tanto esfuerzo como vos. -Jimena comentó con sorna, mientras permanecía petrificada en el sofá como Él la había descripto. -¡Esperen! Creo que ahí viene.
En efecto, lo vimos sentarse y describir el dominio que tenía Javier del skate. Mientras éste efectivamente lo demostraba. Al fin pudo moverse hacia otro punto. Pero dejamos de escucharlo, antes de que nos diera instrucciones sobre cómo y hacia dónde deberíamos ir. Con lo cual nos mantuvimos en las mismas posiciones, dándonos por vencidos. Continuamos con la conversación hasta la próxima vez que decidiera volver a dirigir nuestras vidas.
Comentarios