Hipótesis


    Quizás todo se remonte a conectarse con el niño que fuimos. Ese que no estaba pendiente del paso de los días, las cuentas a pagar, la imagen o la rutina. Sólo jugar y ser. Estar en ese momento. No había sombras ni tonos grises, ni un muñequito en la cabeza que te decía que lo estabas haciendo todo mal. 


    No existían los errores, sólo experimentar. Ni los plazos límites, todo era un continuo interminable. No existían los límites ni la palabra no.



    Las únicas personas que registrábamos eran las que estaban en contacto con nosotros en ése momento. Luego se iban y no las extrañábamos. Sin pensar en su partida. Sólo sonreíamos cuando volvían.

    El mundo era ese territorio inexplorado y lleno de juegos, cantos, bailes. Podíamos ser lo que quisiéramos. Libres, desnudos e inocentes.

Comentarios

Braulio Senda dijo…
Macu, ¡me conmueves!

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