Mujer delfín

Cuando vi aquel delfín inmenso que ocupaba el cielo con su ojo de estrella y su cuerpo acolchonado por las nubes, me di cuenta de que aquella no era una noche más. Sino el comienzo de mis noches reveladoras. ¿Qué señales tenía? Muchas lágrimas y el recuerdo de la chica que se fue y me dejó sola luchando con mis sombras. Se despidió de mí soltándome la mano y mientras saltaba al vacío me sonrió y gritó que ya había llegado a la adultez. Luego se dio un empujón contra el piso y se fué volando con los pájaros que emigraban de noche.

–Gracias que siendo mujer aún puedo seguir soñando.-  Me consolé. Yo pensaba que era sentarse a esperar marido.

El cielo va cambiando de tonalidades y cada vez son más las siluetas acolchonadas que lo invaden.

Un texto de Dolina me cuestiona que pasaría si me encontrara con mi yo de hace diecisiete años atrás.

 –Señor D. le diría tantas cosas:
. Disfruta, sé feliz en el proceso de las inquietudes, son las partes más sabrosas. 
.No consultes todo cada cinco minutos, nadie tiene la menor idea de nada. Es más, existe una oculta teoría del error. Cada error no es horroso en sí, te guiará por senderos nuevos, desiertos, inexplicables.
.Cuando te encuentres en una intersección y no sepas qué camino seguir, siente el viento, él te guiará.
.No llores por imposibles, es lo que hará que tropieces con ellos todo el tiempo que llores por ellos. O patalea todo lo que quieras, si esa voluntad te hará llegar al fondo y salir con mayor fuerza.
.No hagas planes más extensos de una semana. Todo se transforma y cuando llegues al viernes sólo querrás sentarte a tomar una cerveza con todos los amigos que pasaron por tu vida.
.No hay pasado, ni futuro sólo este tiempo, la continua línea ramificada. Vive y serás una mujer que sigue jugando.-

Dolina no me contestó, pero su libro abandonó mis manos por el intenso viento y sus hojas bailaron para mí.

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